1. Mitla – Oaxaca
El nombre completo de este pueblo mágico en Oaxaca es Juan Pablo Villa de Mitla y es conocido por su zona arqueológica, uno de los principales centros ceremoniales y con una ornamentación muy diferente a otras construcciones del país. De hecho, su nombre en náhuatl significa “lugar de los muertos” o “inframundo”, pero que esto no te asuste: Mitla tiene mucha luz para ofrecer.
Si eres un amante de la gastronomía, Mitla también será sagrada para ti y sobre todo si aprecias el mole: podrás optar entre negro, verde, amarillo y colorado. Prueba su mezcal como aperitivo y si estás por allí en el Día de los Muertos, tendrás cientos de opciones para sorprenderte con su Pan de Muertos tradicional. Si te gustan los textiles, el Mercado de Artesanías te ofrece hamacas, ropa y sarapes hechos con telares y pedal. Compra uno y llévate una muestra preciosa de este pueblo mágico a casa.
2. Tlatlauquitepec – Puebla
Primero, practica unas cuantas veces cómo decir Tlatlauquitepec sin equivocarte. Y cuando lo hayas conseguido, haz el equipaje para pasar un fin de semana bien movido en este pueblo mágico de Puebla. Edificios históricos, comidas que sorprenderán incluso a paladares entrenados y hasta deportes extremos: no es nada fácil agotar a este pueblo mágico de la sierra poblana.
Date una vuelta por su Plaza de Armas y visita el Palacio Municipal, construido como hospital principios del siglo XIX. En el mismo paseo, admira las pinturas en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y, desde su campanario, contempla de lejos el Cerro Cabezón y sus paredes de roca caliza. Si esa primera aproximación al cerro te tentó, entonces acércate y descubre sus cuevas. O dobla la apuesta y escápate a sus alrededores naturales a practicar rappel en las cascadas y senderismo.
3. Bacalar – Quintana Roo
Sí definitivo: entre los pueblos mágicos de México, Bacalar es uno realmente paradisíaco. Esta comunidad que mira a la increíble Laguna de los Siete Colores fue un lugar clave para el tránsito de mercancías y, por eso, acechada por piratas que querían hacerse con todos sus tesoros. De esa época viene el fuerte que hoy es el Museo de San Felipe: no te lo pierdas para aprender sobre corsarios centroamericanos y sobre la historia de este pueblo mágico.
Por lo demás, Bacalar es tan hermoso que con solo mirar ya estarás satisfecho. Renta un kayak y rema sobre la laguna para descubrir los diferentes tonos de azul que causan las diferentes profundidades y la vegetación submarina. Sumérgete en el Cenote Azul y explora las cuevas bajo la superficie practicando snorkel y buceo. O descubre el pueblo a través de un largo recorrido en bicicleta. Si vas con tiempo, adéntrate en la selva y explora Kohunlich, una de las zonas arqueológicas más importantes de la cultura maya. Pura belleza.
4. Pátzcuaro – Michoacan
Conocido como “la puerta del cielo” por la comunidad purépecha prehispánica, era imposible que este pueblo mágico escapara de nuestra selección. Con una sintonía preciosa entre construcciones barrocas y neoclásicas y las casas de adobe y techos de paja, a las que se suman la riqueza de sus artesanías, tradiciones y gastronomía, es una joya cultural de Michoacán. Y es pura calma.
Ideal para una escapada de fin de semana, Pátzcuaro se recorre fácilmente caminando. Visita la Basílica Nuestra Señora de la Salud, el Templo del Sagrario y el Colegio de la Compañía de Jesús. La Casa de los Once Patios es perfecta para detenerse y relajarse respirando el silencio. Y no te pierdas el Museo de Artes e Industrias Populares para aprender sobre sus maravillosas artesanías. Al final del día, siéntate en uno de sus tantos restaurantes y pide un buen plato de su famoso pescado blanco: ese es el sabor de la redención.
5. Tequila – Jalisco
No habrá sorpresas si afirmamos que este pueblo mágico de Jalisco tiene un sabor en concreto: ¡bienvenidos al hogar del tequila! Jalisco es la tierra del agave y el lugar perfecto para descubrir todo lo relacionado con esta bebida que se asocia a México en todos los continentes.
Si vienes desde Guadalajara, tómate el tren José Cuervo Express y viaje entre las plantaciones de agave declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad. Una vez en el pueblo, adéntrate en la historia del destilado en el Museo Nacional del Tequila y visita una de las grandes tequileras para ver desde dentro cómo se fabrica este elixir. Además, Tequila tiene una hermosa arquitectura colonial y lugares históricos que puedes descubrir caminando o bordo de unos simpáticos trenes con forma de tonel.
6. Papantla – Veracruz
Heredero de la cultura totonaca, este pueblo mágico en el golfo de Veracruz te causará una buena impresión desde el principio: ¿cómo no dejarse seducir por un lugar en el que todos los rincones huelen a vainilla? Confirma su belleza visitando la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, de arquitectura franciscana, o el mural escultórico a la cultura totonaca, que describe la historia de Papantla desde los tiempos prehispánicos hasta la actualidad y se encuentra justo en el centro de la ciudad.
Papantla también se caracteriza por ser el lugar de los voladores, los 5 hombres que se lanzan al vacío sujetados solo por una cuerda en un pie y que bailan en el aire dando 13 vueltas. Representan “El Juego del Volador”, icono de la población y una antigua tradición mexicana en la que se pide a los dioses por la bonanza durante el año siguiente. Verlo in situ es algo espectacular. Y por cierto, a tan solo 9 kilómetros de Papantla está la zona arqueológica El Tajín, declarada Patrimonio de la Humanidad y una de las más importantes de Mesoamérica. Imperdible.